Retornados 2x05: Iterum
En Marte ha comenzado una carrera por la supervivencia y por lo que sucederá en la Tierra si no ganamos la batalla.
El quinto episodio de la temporada profundiza en la herida abierta de Gastón: su responsabilidad como ingeniero en la construcción de la colonia. Entre sesiones de terapia y recuerdos, confiesa sentirse culpable por haber diseñado una trampa mortal, incapaz de prever un escenario de pánico y evacuación masiva. Mientras combate el insomnio y las pesadillas que le devuelven a los retornados y a su hija Ana, el peso de la culpa se mezcla con las teorías conspirativas que rodean la tragedia de Marte: desde las visiones místicas de extinciones múltiples hasta la posibilidad de sabotajes encubiertos por agencias y corporaciones. En paralelo, Almeida reanuda su relato del horror vivido en la colonia. La imagen de Alison, la mecánica jefe, quitándose el casco frente a las 113 cruces en la llanura marciana, queda grabada como el inicio del colapso psicológico de la tripulación. El descubrimiento de tumbas con símbolos religiosos diversos —cruces, estrellas, ruedas del karma, árboles— abre un enigma todavía más perturbador: ¿Quién había enterrado a los colonos con semejante detalle ritual? La explicación más simple, sugiere un miembro del equipo, es que lo hicieron los robots Phobos y Deimos, diseñados para mantener la base y, quizá, programados para replicar lo humano sin comprenderlo del todo. Pero la supuesta lógica tecnológica pronto se ve desbordada por el caos. El equipo empieza a desenterrar cuerpos para almacenarlos en contenedores, mientras las alucinaciones se multiplican: voces en idiomas desconocidos, risas en la bolera, caballos corriendo en la planicie. El miedo de que la colonia estuviera “embrujada” se propaga como un virus. Almeida lo resume con crudeza: “Nosotros también tuvimos nuestro día rojo. Yo también morí en Marte. Ahora solo soy un fantasma.” El clímax llega cuando, en medio de la confusión, descubren que falta una tumba y que la colonia guarda un secreto mayor en sus niveles subterráneos. Allí, en una bodega oculta, aparece la figura que dará un vuelco a todo: una joven viva, tranquila, observándolos en silencio. La llaman “Ricitos de Oro”. Y Almeida revela lo impensable: esa superviviente no es otra que Ana, la hija de Gastón, quien le habría pedido que sacrificara a toda la tripulación. La frontera entre testimonio y delirio se rompe, dejando en el aire la pregunta más inquietante hasta ahora: ¿y si la mensajera siempre estuvo allí?
Créditos
Dirección:
Julio Rojas
Miguel A. Expósito
Víctor Blanco
Guion:
Julio Rojas
Voces:
Gastón Laconte: Daniel García
Nuria Wells: Ana Jiménez
Nolasco Almeida: Juan Antonio Bernal, Berni
Ana Gutiérrez: Anuska Alborg
Ana Gutiérrez adolescente: Anuska Alborg
Amparo: Amparo Bravo
Psicólogo: Óscar Castellanos
Phobos: Sergio Liébana
Gilian: Licia Alonso
Guardia Militar: Dave Rogers
Médico: Pablo Sevilla
Enfermera: Marisa Marciel
Enfermera 02: Eva Raya
Voz Informativo 1 + Informativo 2 + Informativo Radio: Mario Pérez
Voz Informativo 1 + Informativo 2: Mamen Serrano
Voz Española Grabadora: Eva Raya
Voz Inglesa Grabadora: Sara Campbell
Voz ambiente: Miriam Martín
Voz ambiente: Jairo Costa
Voz ambiente: Elena Corredera
Voz ambiente: Laura Barros:
Voz ambiente: Laura Martínez
Diseño de sonido
Alfonso Sanz (Mr. Peaks)
Álex Escutia
Sonorización
Alfonso Sanz
Álex Escutia
Técnicos de grabación
Carlos Colmenero
Alberto Robleño
Producción
Miguel Ángel Expósito
Víctor Blanco
Producción Mr Peaks:
Bernardo Corral
Lucía Rodríguez
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